Muchos estudios se están llevando a cabo con relación a las medidas farmacológicas para la COVID-19. Los resultados de las investigaciones se publican con mayor celeridad y amplitud por las revistas científicas, incluso artículos pendientes de revisión por pares y como prepublicación. Las redes sociales y la prensa han difundido información sobre tratamientos cuya efectividad no ha sido demostrada sino por datos testimoniales. La evidencia requiere de la aplicación del método científico. Buena parte de los protocolos utilizados en los primeros meses de pandemia han sido descartados o modificados.
El ORAS-CONHU manifiesta su preocupación por el irracional uso de medicamentos, como automedicación, pero también como prescripción médica sin evidencia, en que se está incurriendo para el supuesto tratamiento de la COVID-19. Esta enfermedad, en la mayoría de los casos, es autolimitada y tiene un curso asintomático o leve. No se dispone de antivirales específicos para la infección por SARS-CoV2, por lo que deben tratarse los síntomas y las complicaciones. En aquellos casos moderados que evolucionan a la severidad, se distinguen dos fases clínicas principales: virémica e inflamatoria. En cada una de ellas los objetivos terapéuticos son diferentes y están definidos por la fisiopatología. Muchos de los fármacos suministrados en combinación pueden generar interacciones nocivas, además de crear una condición que dificulta la respuesta de los pacientes a la enfermedad. Esta afectación excedería el plano individual puesto que el uso indiscriminado, especialmente, de antibióticos tiene implicaciones para la salud colectiva por su potencial de generar resistencia antimicrobiana. Por lo tanto, los paquetes y cocteles de drogas sin criterio para su indicación constituyen un peligro para la vida y para la salud pública.
Invocamos a la responsabilidad del cuerpo médico para una prescripción adecuada, al rigor en las unidades de expendio de medicamentos, a la regulación y fiscalización que corresponde ejercer a los organismos competentes, y al apego a la evidencia científica por parte de los tomadores de decisiones. Alertamos a la ciudadanía sobre los daños de la automedicación.