El bienestar de las personas va más allá de una plenitud individual. Está ligado a un sentido colectivo de igualdad y de felicidad compartida tanto por los seres humanos como por todas las especies en la naturaleza. Para aspirar a ese estado en el que podamos vivir bien y en armonía debemos plantearnos nuestros actos desde una perspectiva de justicia social y ambiental. Como reza la filosofía africana del Ubuntu, cada quien es en la medida en que todos somos.
La materialidad de ese horizonte implica realizar mudanzas en nuestras relaciones de poder, revalorizar la vida y priorizar las áreas en las que se dignifica nuestra existencia. Debemos distribuir la riqueza que producimos e invertirla en proteger a toda la población, sin exclusión. Es posible y necesario aumentar el gasto público en protecciones sociales universales: salud, educación, vivienda, saneamiento, seguridad, trabajo, transporte, cuidado del medio ambiente, cultura, deporte, recreación, alimentación y todas las esferas que componen la cotidianeidad. En el ORAS-CONHU trabajamos para impulsar ese enfoque integrador.