Es difícil encontrar una persona que no concuerde con que las niñas, los niños y adolescentes merecen ser respetados y que ejerzan sus derechos a vivir con dignidad, protección y desarrollo pleno. En 1989 la humanidad aprobó una Convención cuyos artículos son de cumplimiento obligatorio para los gobiernos del mundo en su compromiso de garantizar los derechos de la niñez y la adolescencia. Ciertamente, en más de tres décadas se ha avanzado mucho. Sin embargo, al acentuarse las desigualdades sociales, los promedios enmascaran la realidad de colectivos que siguen siendo vulnerados en sus derechos y esto incluye a niñas, niños y adolescentes de los estratos sociales más empobrecidos.
Enfrentar la desigualdad y las matrices estructurales que las perpetúan es la única manera de hacer universal el bienestar de todas las personas y las poblaciones a lo largo del curso de la vida, desde el nacimiento e, incluso, antes. Por ello, en el ORAS-CONHU insistimos en el valor de actuar a través de políticas públicas inclusivas que velen por el crecimiento saludable y la máxima realización de niñas, niños y adolescentes en la región Andina, y hacerlo de su mano, con su propia voz y decisión. Ellos son el presente, y de nuestras acciones depende su futuro.